Puesto que hoy 14 de noviembre es el Día Mundial de la Diabetes, queremos hacer un pequeño post que haga referencia a qué es la Diabetes Mellitus. De esta forma, intentamos que nuestros pacientes tengan alguna información y puedan solucionar algunas dudas. Para ello, y debido a la extensión del tema, publicaremos varios post.
DIABETES MELLITUS
La diabetes Mellitus es un desorden metabólico crónico que se caracteriza por unos niveles elevados y persistentes de glucosa (azúcar) en sangre, como consecuencia de una alteración en la secreción de insulina, en la acción de ésta o de ambas. Dependiendo de la causa, se clasifica en tres grupos principales:
La Diabetes Mellitus tipo 1, supone del 5 al 10% de los casos de diabetes. En este caso el páncreas no produce insulina, generalmente por una destrucción de las células productoras de insulina por procesos autoinmunes. Por su parte, la Diabetes Mellitus tipo 2, que supone casi el 90% de los casos de diabetes, se debe principalmente a una deficiencia de la secreción de insulina por parte de las células que la producen o bien por una resistencia de los tejidos a la acción de esta hormona. Un pequeño porcentaje de personas padecen lo que se llaman Diabetes Gestacional, que dicho de un modo sencillo, consiste en que las hormonas que se producen por el embarazo interfieren en la acción de la insulina y no le permiten realizar sus funciones.
INSULINA
La insulina es una hormona que se produce en el páncreas, concretamente en las células Beta, también conocidas como islotes de Langerhans. En situaciones normales, se libera a sangre cuando existen concentraciones elevadas de glucosa en sangre. Posteriormente se une a receptores específicos de las células de los tejidos (principalmente hígado, tejido graso y músculo). Esto hace que la glucosa entre en estas células y por distintos mecanismos se oxide para generar energía o se almacene como glucógeno. Por tanto, la acción neta de la insulina es disminuir los niveles de glucosa en sangre.
DEFICIENCIA DE INSULINA
Cuando hay déficit de insulina en sangre la glucosa no puede entrar en las células para ser metabolizada o almacenada. Esto produce un aumento sostenido de la glucosa en sangre conocido como hiperglucemia. Esta hiperglucemia tiene consecuencias. En primer lugar, puesto que la glucosa no entra en las células, no se produce energía y las células “no se alimentan”. Esto hace que el cerebro interprete que es necesaria más glucosa y provoca la sensación de hambre que lleva al paciente diabético a comer demasiado (polifagia). Además, como hay excesiva glucosa en sangre, esta se elimina por orina (glucosuria) para mantener la presión osmótica y el paciente siente la necesidad de orinar frecuentemente (poliuria). Para este proceso se necesita mucha agua y se produce una deshidratación que se puede sentir en la sequedad de la piel. Esta deshidratación provoca un sed excesiva y el paciente bebe mucha agua (polidipsia).
Además de todo esto pueden aparecer síntomas como visión borrosa causada por las fluctuaciones de la glucosa en los ojos durante el periodo de deshidratación. La perdida de agua y la deshidratación también pueden llevar a un aumento paulatino de somnolencia y confusión.
Si la glucemia sostenida no se controlan aparecen lo que se denominan complicaciones de la diabetes. Estas deben ser evitadas a toda costa.
Los comentarios están cerrados.